Nos corresponde, a ti y a mí, ahondar en la historia, para ser protagonistas del azaroso presente, y ser diligentes y sabios en la Palabra, a fin de poder cumplir la parte que nos toca en la Gran Comisión. Mi iglesia no se queda en un mero análisis teórico. Nos ofre ce con mucha claridad la mejor medicina para nuestros males como pueblo de Dios .
Entrar en acción personalmente es imprescindible. Pero para no errar el blanco, es preciso saber cómo comprometerse y qué acciones son las realmente efectivas. Si quieres conocer – las has elegido el libro adecuado para ello.